viernes, 20 de marzo de 2020



Los momentos de crisis siempre saca lo mejor y lo peor del ser humano, y con ellos... a los auténticos héroes.
Siempre hemos conocidos a los médicos y demás profesionales de la salud  por su vocación de servicio y por la noble misión que desempeñan. Quienes hemos tenido que pasar por alguna dolencia grave o quebranto de salud, pudiéramos verlo hasta con una mirada de admiración y veneración ya que de una manera u otra nuestras vidas han estado en sus manos. Pero cuando la dolencia es colectiva, mundial y sorpresiva, llega el momento de reflexionar sobre el rol de estos combatientes de la salud.

     Ver a seres humanos luchando contra un virus, atendiendo a pacientes, desligándose de los suyos, buscando soluciones y cumpliendo con su juramento hipocratico aun a riesgo de su propia integridad es digno de que sean llamados "héroes con batas". Pero la misión se hace mas cuesta arriba cuando se debe contrarrestar la tesudez de quienes se niegan a entender  la complejidad de lo que significa una pandemia. Y es que el COVID-19 nos ha puesto en una posición tan horizontal, que tanto puede hacer daño el ciudadano común que se niega a quedarse en casa (el famoso paciente 31 que contagio a miles de persona en un solo día) como el gobernante que por populismo, intereses económicos o ignorancia selectiva alarga o flexibiliza las medidas de control y aislamiento de sus gobernados.

    Sin embargo los super poderes de estos héroes también son limitados. Se encuentran supeditados a las condiciones de los países en donde les toco ejercer su habilidad. En muchos casos, sus conocimientos no son soportados con los instrumentos y condiciones que el paciente requiere, y deben hacer alarde de su ingenio para maximizar los pocos recursos con los que cuentan de la manera mas efectiva posible. En la  arista mas radical se encuentran aquellos que con conocimientos pero sin recursos le es arrebatada la posibilidad de salvar una vida, en donde la impotencia y el dolor le gana la batalla al héroe de blanco. 

    Y es que el coronavirus pareciera haber tomado por sorpresa a todos los sistemas de salud. Todas las estructuras sanitarias han encontrado fisuras en el combate de este virus. Los del primer mundo, los mas avanzados tecnológicamente, las potencias mundiales, los que están en vía de desarrollo, los emblemáticos, los no tanto, en fin, a todos les ha llegado el momento de reinventarse y de evaluar sus sistemas y la eficacia en el deber de mantener la vida de sus conciudadanos.  

    Sin duda alguna la pandemia pasará, se abrirán de nuevo las puertas de las casas y el hombre volverá a su rutina. Los héroes de blanco seguirán preparándose y trabajando en silencio, y para muchos, sus batas siempre seguirán ondeando a favor de la humanidad.

Juan Acuna

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