domingo, 3 de mayo de 2020

Memorias del 306 - Capitulo III - Los siete toques.



    Dos veces a la semana ponía en marcha su mono-motor, emitía plan de vuelo, solicitaba permiso a la torre de control y comenzaba su carrera en pista para al llegar a la velocidad "VR" en el cual la aeronave eleva el morro primero y el tren principal después. La elevación de aquel artilugio producía una sensación de dominio y crecimiento del ego por el logro de abandonar el suelo para someter al aire. Las alas del avión se amalgama con los brazos, la cola con las piernas y el motor con el corazón del piloto. El aire caliente transforma la sustentacion a favor y el viento en contra agiliza el desplazamiento. El sol pega de frente, es hora de realizar el primer viraje para salir del patron de vuelo y adueñarnos por completo de la ruta aérea que nos llevara a nuestro destino, cualquiera que este sea.


     Cuando nos permitimos la osadía de ver hacia abajo, divisamos cual maqueta lo pequeño que es nuestro mundo y lo grande que es nuestro ego. En segundos nos posamos en las nubes, las correteamos y jugamos con ellas. Cuando intentaban atraparnos nos escurrimos por alguna ventana que apropósito dejaba abierta. Si, lo sabíamos, las nubes tratan bien a quienes les respetan, a quienes no intentan fanfarronear con ellas. A quienes saben guardar distancia. Pero nos hemos de sentir privilegiado porque no a todos trata igual. A quienes se dejan atrapar por la prepotencia los acecha, los envuelve y en el peor de los casos confabuladas con las montañas, los toman para si nunca dejándolos volver. Este pensamiento se repetía en Carlos una y otra vez, y no de forma casual. Carlos se obligaba a no olvidarse nunca de los falsos amigos que traicionan al piloto, de las nubes, las montañas, el clima, la confianza, la prepotencia, la cadena de evento y tantos otros que aparecen en la fiesta y que al ser descuidados te transforman de cazador a presa.

     La mayoría de los vuelos eran con el Captan Jode Maria, un experimentado piloto comercial de lineas europeas que dada la edad, pasaba su retiro como instructor de vuelo. Su  enseñanzas progresivas desde el primer despegue hasta el primer "solo", estaban cargadas de ese tono sabio y paternal  que generan confianza. A medida que Carlos progresaba en su entrenamiento, se abrían mas los compases para tertulias areas con contenidos emotivos y lecciones de vida.  Las interrupciones por algún "toque y despegue", "maniobra de emergencia" o "caída libre en espiral" subían la adrenalina haciéndose cada vez mas comunes pero también mas manejables.  En la fase de navegación podrían recorrer gran parte del país en un día y sentarse en su casa para la cena después de una gran aventura. En los aeropuertos de la zona oriental como Margarita y Puerto la cruz, la lucha era contra el viento cruzado. En el sombrero y los llano lo eran las pistas llenas de huecos y los niños con bicicletas y mulas jugando en ella sin reparo.  Y en higuerote era la ausencia continua del Jefe de la torre de control que diera el acceso a la pista, a lo que había que hacer un vuelo rasante, continuar con el patron de vuelo y en ocasiones robarse la pista como quien se colea en una autopista con mas vista que instrumentos y mas santos que pongan el avión pesado. Pues si, en Venezuela del siglo XXI hasta la aeronáutica tenia sus particularidades.  Dada el poco trafico aéreo, Carlos descendía a menos de 1000 pies en las costas de barlovento.  Aun cuando la sensación de volar sobre la orilla de la playa producía una sensación de libertad y dominio, esta en ocasiones era opacada al ver desde el aire una costa llena de complejos turísticos en franco abandono. Grandes hoteles con piscinas vacías, instalaciones desoladas  a merced del hampa totalmente desprotegidas y dominadas por el salitre. Terrenos baldíos y ociosos, sin nadie que les siembre, sin nadie que les quiera.  

     Carlos siempre tuvo una relación especial con el elemento aire, específicamente con el viento y la sensación de libertad que representaba. Por ello se convirtió en piloto privado en una época quizás tardía pero en  el que tiempo y dinero coincidieron para hacer su sueño realidad.  Y aun cuando no fueron tantas horas de vuelo como hubiese querido, eran las suficientes para enseñarle una vez mas, el significado de la confianza en si mismo y la actitud ante las amenazas. Si, es así, porque en tan corta carrera y como era de esperarse en la vida de Carlos, las cosas  aunque hermosas, no dejaron de tentar a la muerte.

     Con unos cuantos años de vida nada desdeñables para acumular un sin fin de experiencias, Carlos había coqueteado con todo tipo de artilugios que lo elevarían de su posición natural en la tierra a la inmensidad de las nubes. Desde parapentes, helicópteros, paracaídas,  ultra livianos, aviones mono-motor, bimotor, de turbina y demás , hasta el plus de la aviación como lo son el Airbus A380 y el Boeing 737 max, habían logrado elevarlo de la comodidad del suelo y captar su atención.  Un viaje laboral al otro lado del mundo lo sumergió aun mas en el mundo aeronáutico dado la cantidad un tanto exagerada de vuelos que como pasajero de primera tuvo que tomar. Un aproximado de dos vuelos cada tres días durante dos meses lo hicieron sentir mas habitante de un aeropuerto que de una ciudad. En una de tantas paradas, compró un libro titulado "Viajes con Puff" de Richard Bach en donde el autor relata sus aventuras a lo largo de los Estados Unidos a bordo de su hidroavión bautizado "Puff".  Esa lectura termino de revolver la mezcla de emociones que sentía por la aviación. Sin embargo los prejuicios internos nunca faltaron, ya que en su juventud había participado de algunos rescates aeronáuticos, una prima política nunca encontrada y algunos amigos muy cercanos perecidos en accidentes aéreos.

     Así que en este choque de emociones, ganó el deseo natural del hombre de ejercer su libre albedrío. Al llegar a Caracas,  su ciudad natal, realizo una búsqueda exhaustiva del mejor centro aeronáutico de la capital registrándose en el curso mas próximo. Se hizo de cuanto adminiculo relacionado con la aviación existiese; cartas aeronáuticas,  reglas, brújulas, compases, gorras, lentes, bolso de vuelo, simuladores y un largo etcétera, ya que siempre confesaba que para ser hay que parecer. De esta manera comenzó la fase teórica entre lectura de instrumentos, cartas, procedimientos aeronáuticos, matemática y física. El grupo de estudiantes era bien heterogéneo lo que permitía palpar la atracción que genera el vuelo para el hombre sin importar su condición social, sexo o raza. Francisco, el triatlonista dueño del centro de entrenamiento fisico icono de la capital en busca de aventura; Leyssa, la irreverente dueña del carrito de perro caliente mas famoso de la ciudad; Raul, el gordito guaireño sabidillo con mas corazón que voluntad; Singler, el talentoso técnico aeronáutico deseoso de conocer mas allá de las partes de un avion; Maria, la mis Venezuela radicada en Miami que hace el curso en el pais para ahorrarse los reales,  y por ultimo Armando, el hijo del piloto bien acomodado que nació con mobiles de aviones en su cuna.

Promoción de Pilotos Privados P107
   Pero como en la Venezuela de los últimos 20 años nada era tan fácil como se cree, las manifestaciones productos del descontento popular por las políticas gubernamentales del momento hicieron de las instalaciones para la capacitación y entrenamiento, un refugio para manifestantes, gases y perdigones. Lejos de ser exporadicas, estas confrontaciones se llevaban a cabo diariamente como una progresión militar bien definida, en horario de oficina, con  hora de almuerzo y respetando los fines de semanas. Debido a ello, el grupo de aspirantes a pilotos, ávidos de conocimientos, llego a un acuerdo para utilizar las oficinas de Armando, uno de los estudiantes, a fin de recibir las tan ansiada instrucción. En el mundo aeronáutico existe un patron que se requiere sea cuidadosamente estudiado para evitar lo que es conocido como cadena de eventos desencadenando en una fatalidad. No se sabe si este cambio abrupto pudiera ser el detonante de este proceso, lo cierto es que posiblemente cambió algunos grados del rumbo establecido en el proceso de enseñanza.

     Con algunas semanas de comenzado el curso y ya en las nuevas oficinas, desfilaron por esta un sin numero de instructores, cada cual con su personalidad y características propias y a quienes, por lo adelantado de sus conocimientos, se les profesaba gran admiración como es natural en un proceso de formación. De esta manera llego Escalona, el instructor de radio comunicaciones. Un hombre moreno, de pelo largo platinado y quizás un poco avejentado, rasgos que combinaba con su verborrea y lo pintaban como todo un baron rojo de la aviación. Sus clases eran dinámicas entre la participación mediante radios en donde se simulaban  torres de control y trafico aéreo y sus innumerables historias del aire.   Las pocas veces que faltaba, lo hacia disculpándose con antelación por algún compromiso de vuelo adquirido en donde lo esperaba un  "Citation" o "Turbo Comander", aviones de turbinas soñados por cualquier pichón de piloto. Las preguntas sobre la vida en el aire eran constantes. La profesión del piloto es admirada no solo por el fondo si no por la forma de vida que llevan, así que las conversaciones eran embriagantes. Las reuniones de cumpleaños, bautizos, parrillas y demás eran alrededor de los pilotos y la conversación difícilmente salia de la aeronáutica con algunas contadas excepciones para hablar de política y situación país, tema inevitable desde hace unos cuantos años en la mesa del venezolano. Los sueños eran mas osados aun, a la vez que realizaban todo tipo de calculo estudiando la posibilidad de comprar un avión C172 entre varios para en el terminar todos los cursos y luego ponerlo a trabajar, como si se tratase de una compra menor. Escalona supo leer todo aquel torbellino de emociones. Igualmente supo descifrar el mercado que tenia en sus manos. Así que lanza el anzuelo que aunque no tuviese carnada, igual hubiese sido devorado.
- ¿Ustedes no han volado aun? -pregunto Escalona como si fuese ajeno a la programación de la escuela de aviación.- No Capitán, si apenas estamos comenzando, tenemos que completar la fase teórica para que luego nos envíen con el instructor de vuelo- Contesto Leyssa.- ahh, yo les iba a ofrecer un vuelo privado pero si tienen que esperar pues ni modo- contesto Escalona desenfadado.- ¿Y usted pode conseguir un vuelo? Explíquenos eso capitán -reaccionó Armando visiblemente interesado.- Bueno, yo trabajo para una gente que tiene varios aviones, y entre ellos posee un C-172 para vuelos de entrenamiento y practica -explicaba el capitán- yo puedo pedírselos prestado, pago los servicios y los pongo a volar.- ¿Y de cuanto estaríamos hablando? -pregunto Carlos.- Con 300$ hacemos la ruta caracas - Higuerote - Caracas, si son dos alumnos uno vuela de ida y otro de regreso. Si se deciden este mismo sábado lo podemos hacer.
     Carlos y Armando se vieron las caras con mirada cómplice e iluminada. Cuan niños ante la promesa del juguete soñado, ladearon sus labios, abrieron aun mas sus ojos, asentaron lentamente con la cabeza y dijeron al unisono: -nos anotamos!!.   Así fue como se dieron cita a tempranas horas de aquel sábado, en el Aeropuerto Oscar Machado Zuluaga, también conocido como Aeropuerto Caracas. Sus instalaciones eran muy cómodas tanto por no tener tanto trafico aéreo como por estar situado a tan solo 20 minutos de la entrada de Caracas. El aeropuerto en ese entonces, era de uso privado. Solo algunos pocos viejos adinerados que quedaban en Venezuela y los cada vez mas comunes nuevos ricos de la casta bolivariana entrante se permitían poseer un hangar con su avión privado de acuerdo a su conveniencia o necesidades. Los destinos eran diversos pero los mas comunes eran para los roques, lugar turístico por excelencia conformado por un archipiélago de aguas cristalinas de fama mundial; y Ciudad Bolivar, estado al sur del país, en donde se daba la mas agresiva explotación de los minerales mas codiciados como el oro, el diamante y su hijo menor, el Coltan. Así que existía un mundo paralelo en las alturas, bañado de piedras preciosas, silicona, poder y sangre, porque para que existiese ese mundo, también debía existir las muertes en las minas, el abuso del poder y el hambre del pueblo. Y claro que había testigos, y muchos. En el argot aeronáutico no solo se manejaban tecnicismos, ya que los aviones no se volaban solos. Cada viaje era una aventura que contar bajo el secreto de confesión del piloto, que sabia lo que un mal comentario costaría para su carrera y hasta para su vida.

     De esta manera llegarían Carlos y Armando al aeropuerto.  En la puerta del mismo los esperaba el capitán Escalona para llevarlos directo a la pista, ya que el plan de vuelo  estaba firmado y notificado. Esto significaba, no pasar por las oficinas de la escuela, lo que lo hacia un vuelo no oficial para la misma.  Era de esperarse que la adrenalina causara efectos de distracción selectiva en el par de aprendices, quienes en el momento no le dieran importancia a este y a otros eventos mas. Así llegaron al Avión C-172, un mono-motor  blanco con franjas rojas y azules por fuera y tapicería de cuero beige por dentro.  Inmediatamente procedieron a desembolsillar los 300$ los cuales, debido a lo económico del combustible y servicios aeroportuario, no era mucho en comparación con el mismo vuelo en el resto del mundo, pero si para el bolsillo de Escalona quien como la mayoría de sus connacionales, se enfrentaba a diario a una de las mas altas inflaciones a nivel mundial. Ya pago su pasaje a las nubes, Armando fue el seleccionado para ocupar el puesto del piloto secundado por el capitán en el puesto del copiloto. Carlos por su parte, se ubico en el puesto trasero haciendo lo que le correspondía,  hacer el registro fotográfico de su primera vez.

    El despegue se realizó sin contratiempos, dado que fue eficientemente secundado por Escalona. De este modo tomaron rumbo rumbo 40 grados hacia el Oriente con destino Higuerote. Ir en la parte trasera de un aparato tan pequeño comparado con la inmensidad del aire era como ir en una autopista en la parte de atrás de un Volkswagen "Escarabajo". Sin embargo, el susto inicial quedo atrás al alcanzar los 3500 pies y volar recto y nivelado. Mas aun después de pasar la cadena montañosa rodea la población de Charallave y al observar la planicie que los llevaría a la costa.  El trayecto fue bastante corto, mas aun para quienes disfrutaban cada segundo. A lo lejos se divisaba la linea azul que marcaba el inicio del mar. Era el aviso visual de que deberíamos empezar a perder altura para entrar en la aproximación. A medida que el avión iba bajando, se notaban con mayor exactitud los detalles ya no tan minúsculos de las casas de verano que rodeaban la cabecera de pista.  Carlos lo sabia muy bien porque durante muchos años disfrutaba desde la suya, las maniobras y cercanías de los aviones que pasaban a escasos metros antes de posar su tren de aterrizaje en la pista. Mientras Carlos pensaba esto soñando despierto, un repentino golpe estremeció la parte baja del avión mientras tocaba tierra. El sonido le recorrió los huesos y le heló la sangre.  El avión ya se encontraba rodando en tierra, aplicando los frenos y buscando el centro de pista. Todos bajaron del avión bastante nerviosos, pero aun con confianza en el viejo Capitan. Tiempo después, Carlos entendió que el estruendo fue producto de una aproximación con velocidad insuficiente que hizo perder sustentabilidad al avión y lo desplomó sobre la pista. Después de sobrellevado el incidente, con algunos cigarros como calmantes y entre risas nerviosas Armando le pregunta a Carlos: - ¿Te asustaste? a lo que Carlos le respondió: -Mucho.                

     Ahora le tocaba a Carlos pilotear el Avión. Eran muchos años soñando con ese gran día, sin embargo no se sentía preparado. De hecho nunca se hubiese atrevido de no contar con un experimentado piloto como Escalona que llevara el segundo mando y lo dirigiese. Era como poner a un niño de 10 años a manejar un formula uno, por mas videojuegos que haya sorteado, la realidad era completamente distinta.  Así continuaron con lo estipulado en el plan de vuelo. Solicitaron el permiso a la torre de control, revisaron la lista de chequeo, aplicaron potencia y al aire!. El vuelo de regreso fue igual de placentero, sin embargo el nivel de instrucción y la poca experiencia dificultaba que Carlos estuviese atento al mismo tiempo de la altura, el rumbo, la velocidad, el banqueo, el tiempo, la radio, el clima, la lista de chequeo y la pista entre otros. ¿Como se hace para juntar tantas cosas? a fin de cuenta todo lo veíamos en materias separadas!, pensó Carlos. Pues llego el momento de pasar la cadena montañosa y hacer la aproximación a la pista.  El Aeropuerto se divisaba a su lado derecho en la cima de una colina, como si pista y montaña hubiesen sumergido del valle al mismo tiempo. Esto significaba que, previa autorización de la torre de control, debían rodearla para entrar en el patron de vuelo por su lado izquierdo, y de esta manera lo hicieron. Carlos realiza el primer banqueo hacia la derecha logrando quedar perpendicular a la pista principal. Al llegar al nivel correcto, giró nuevamente para posicionarse en el area de aproximación y empezar el descenso. La pista se veía cada vez mas cerca, cual isla rodeada de abismo. La sensación, a diferencia del aeropuerto de higierote, era como si estuviesen a punto de aterrizar en un porta-avión. El piano, como se le llamaban coloquialmente a las lineas que conforman el umbral de la pista, se acercaba cada vez con mayor rapidez. Justo antes de la cabecera de pista, había una formación montañosa en forma de valle a la cual los pilotos anecdoticamente le llamaban "La Poceta", ya que  creaba corrientes que chocaban contra la formación cóncava de las montañas que halaban a los aviones, sobre todo los de manor tamaño. Sobrepasar esta aproximación le tomo a Carlos meses de entrenamiento, quizás mas que a los pilotos promedio. Segundos antes de que el avión pudiera tener tierra cercana debajo de su tren de aterrizaje, el avión se desestabiliza ladeándose para ambos lados obligando a Carlos a batallar con brazos y pierna para mantenerlo medianamente nivelado. Inmediatamente después de salir de la "Poceta", el avión se dirige intempestivamente a la pista, ganando velocidad en ves de perderla, y con la nariz mas baja de lo normal. El impacto era inminente, aun cuando Carlos no podía medir la distancia del tren de aterrizaje con la pista, sabia que algo iba mal. Al hacer el primer impacto, el avión reboto sobre la pista, dibujando una parabola y cayendo por segunda vez. Carlos, al notar su incapacidad de dominar el avión le grita a Escalona: Es tuyo! Es tuyo! levantalo! a lo que  escalona enseguida contesta -Lo tengo! aplicando potencia, halando el timón y elevándolo de nuevo al aire antes de que hiciera el tercer impacto.  Esta inexperiencia hizo que el tren delantero conformado por un único caucho, por tanto mas débil,  tocara tierra primero que el tren principal, conformado por los dos cauchos trasero. Por consiguiente, y dada la inercia del avión, se produjeron los dos rebotes que pudieron haber finalizado en un mal mayor. Carlos y Armando no sabían que había pasado con exactitud, mucho menos que su odisea aun no había terminado.

   El Capitán Escalona toma el control total de la aeronave, informa a la torre de control lo sucedido y se incorpora al patron de vuelo de nuevo para volver a hacer el aterrizaje.  Al llegar a la aproximación, se encuentran de nuevo con las mismas turbulencias de la poceta, lo que sorprende a Carlos y Armando ya que asumirían que tales movimientos no deberían ser normales en un piloto experimentado. Al llegar a la cabecera de pista y hacer contacto con la misma, el impacto fue mas fuerte aun que el anterior, el avión volvió a rebotar del pavimento con mayor fuerza subiendo y bajando la nariz una y otra vez, en el frente del avión  se alternaba el color gris de la pista y el azul del cielo, ambos cubriendo totalmente la visibilidad. Ya no había mas nadie a quien gritar Es tuyo! o Levantalo!.  Cuando se acaban las opciones y los recursos, se da paso a la resignación. El aparato golpeaba con el suelo una y otra vez, no se detenía, no había compasión para la tripulación, el olor a combustible exhalaba amargura y el tiempo desapareció. No había forma de medirlo, congelado en ocasiones, fugaz en otras. Y con el tiempo desaparecieron los sonido, se confundieron los golpes del avión contra el suelo, con el sonido del motor que zigzagiaba entre el comienzo y el final del armatoste. En los recuerdos de toda la vida que pasan en esos tan largos segundos, aturdidos por la incertidumbre de donde ira a parar aquel avión,  todavía había tiempo para preguntarse: ¿Como llegamos aquí?¿Cuando empezó la cadena de eventos.?  ¿que hay que hacer para retroceder el tiempo? ¿En serio así va a terminar todo? ...Por fin el Cessna 172 con  rayas rojas y azules se detuvo al final de la pista. Con el tren delantero destrozado, el morro "arrugado" y la hélice partida. En ese estado se bajaron los tres tripulantes y lo empujaron a un puesto en el hangar mas cercano.  Siete impactos dio el avión contra el suelo antes de que se detuviera al final de la pista. Siete golpes que fueron captados por un curioso desde la pista y luego montado en las redes sociales. Los Siete toques que les robo la vida, pero que  en instante se las devolvió.     

Aeropuerto Oscar Machado Zuloaga, también conocido como "Caracas"
    Al Capitan Escalona no se le volvió  a ver. El avión, para asombro de todos, se le vio meses después reparado y en venta. Carlos y Armando desistieron de la idea de comprarse un avión en conjunto cual juguete de niño viejo y empezaron a tomarse la Aeronáutica mas en serio.  


Juan Acuna

Otros Capítulos de Memorias del  306


Capitulo I - El deslave de Vargas.

Capitulo II - La Escuela



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