Podría parecer un antagonismo hablar del arte de las letras y relacionarlo con la ciencia en su mas puro espectro tal como lo es la medicina. Sin embargo, desde mucho tiempo atrás, estas dos corrientes de estudios han estado relacionadas y esta hermandad cobra cada vez mas fuerza en los tiempos actuales.
“Los médicos recetan fármacos de los que saben poco para curar enfermedades de las que saben menos, en personas de las que no saben nada.”(Voltaire)
Estatua de Voltaire en la Biblioteca Nacional de Francia.
Se dice que en el interior de dicha escultura,
se encuentra su corazón embalsamado.
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“Los médicos recetan fármacos de los que saben poco para curar enfermedades de las que saben menos, en personas de las que no saben nada.”(Voltaire)
Las criticas de Voltaire corresponden a las propias del Siglo XVIII, en donde la medicina no soñaba con los avances cientificos y tecnologicos del siglo XXI. Esa brecha entre el conocimiento de los farmacos, las enfermedades y las personas se han ido reduciendo con el tiempo. Esto en gran parte se debe al estudio de la literatura y al humanismo de la misma.
El estudio de la literatura nos permite afianzar y
desarrollar a través de la lectura el sentido critico del pensamiento. El pensamiento critico es un proceso mental que busca el análisis, evaluación y entendimiento de premisas dadas como verdaderas. Se basa en la utilización del conocimiento, experiencias e inteligencia para justificar posibles soluciones de una forma razonable. Esta
habilidad nos lleva a realizar una correcta evaluación de distintas
aseveraciones y tomar la decisión mas adecuada para la resolución de un
problema.
Igualmente nos abre el mundo a la creatividad impulsándonos a
visualizar soluciones lógicas y oportunas utilizables en nuestro campo de
estudio y en nuestra vida diaria. El desarrollo de la creatividad aplicado a la busqueda de soluciones, crea un abanico de posibles opciones en la solución de un problema determinado. Estas herramientas como características intrínsecas
de los profesionales de la salud, recobra gran importancia al dinamizar la toma
de decisiones en situaciones adversas o bajo una fuerte carga de presión externa.
Asimismo, el estudio de la literatura incrementa la
capacidad pedagógica para la transmisión del conocimiento por parte del emisor y
la comprensión lectora por parte del receptor. De esta manera, se eleva la
fluidez y calidad de la información en cada
uno de los objetivos a estudiar. Por otra parte, la literatura posee una buena carga humanística
que permite una mayor comprensión de las particularidades y necesidades de los
pacientes. Este entendimiento logra una comunicación mas efectiva y una alta tolerancia
a situaciones con características complejas para el involucrado. De esta manera
se desarrolla un mayor manejo de la carga emocional del paciente, del
profesional de la salud y su entorno.
En numerosos casos, el uso de la palabra y las letras, han
mitigado el sufrimiento por determinadas dolencias o padecimientos. Esto no es
ajeno a la comunidad medica que cada día realiza mas esfuerzos por tomar
ventaja del manejo emocional sobre los pacientes en aras de acercarse a el
alivio de sus patologías. Igualmente, la literatura abre una válvula de escape para
los galenos quienes en cada procedimiento encuentran situaciones concretas que bien
vale la pena plasmar. De esta forma, desde tiempos remotos hasta nuestros días,
se ha mantenido la constante evolución cognoscitiva en el área de la medicina.
La medicina y la literatura entre muchas cosas, buscan
alcanzar el mayor alivio físico y/o emocional del ser humano. La unión de estos
esfuerzos, representa una excelente alternativa para tratar determinados
problemas de forma integral, más allá de los adelantos meramente tecnológicos y
científicos. Hemos avanzado mucho como humanidad, pero nos falta mas aun por aprender.
Juan Acuna
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